Me gustaría decir que el año ha sido satisfactorio, no lo
puedo decir.
Hay algunas circunstancias que me impiden sonreír desde el
corazón, no estoy contenta, es difícil vivir sin alegría, se puede respirar,
vivir es algo más.
Sin embargo, he realizado uno de mis grandes sueños de hace
muchos años: conocer Cuba y profesionalmente, un hito histórico: las
Competencias Profesionales de la Enfermería Escolar elaboradas por AMECE, las
primeras en España, servirán de referencia para el desarrollo de los
profesionales enfermeros en el ámbito educativo. Muchas más cosas personales y
profesionales han sido positivas, lo sé.
Comprendo que es difícil para los que te rodean, entender los
cambios de humor y otros síntomas que curiosamente he llegado a entender que
también son depresivos, aunque socialmente no lo parezca y sobre todo, a quién
le importa o sabe tratar con personas que no están en su mejor momento
emocional. Evidentemente a los que te quieren y quieres.
Unos lo ignoran directamente, otros preguntan sin profundizar
y algunos comparten los momentos contigo, no huyen, no abandonan, acompañan.
Cuando alguien se rompe una pierna es más sencillo para el que
pregunta y para el que responde, es una fractura, una escayola, un tiempo y se
pasa.
Pero si es que la energía vital la que está afectada, no hace
falta poner etiquetas de enfermedad mental que todos en mayor o menor medida
padecemos y lo sabéis, (ni somos todos los que estamos, ni estamos todos los
que somos), aquí ya, se complica, no
sabemos cómo abordar a las personas que sufren en su interior.
Y si encima estás etiquetada de “mujer fuerte”, apaga y
vámonos.
Me siento muy querida, quiero también mucho, la vida sin AMOR,
tampoco es vida.